¿Qué vemos?

En Chile cada vez hablamos más sobre dignidad, respeto, libertad, compromiso, incluso, sobre comunidad. Pero muchas veces, a pesar de que afirmamos valores fundamentales en nuestro discurso cotidiano, no somos capaces de aplicarlos con radicalidad en nuestra vida personal y social.

Queremos que la mujer sea respetada, queremos que los niños también sean respetados y puedan así desarrollarse con alegría y dignidad. Pero no parecemos estar dispuestos a asumir las implicancias que nos traen vivir con coherencia estos anhelos tan nobles.

En el caso del aborto, solemos polarizar las discusiones creando sectores donde algunos parecen defender sólo la libertad de la mujer y otros sólo la libertad y dignidad del que está por nacer. Pero la realidad es mucho más compleja que eso.

Hay razones de peso que llevan a miles a plantear el aborto como una salida necesaria. Y muchas de esas razones son auténticas injusticias que se dan en nuestra sociedad: malas condiciones laborales, discriminación adolescente, violencia intrafamiliar, violaciones y muchas otras.

Es por eso que creemos que los esfuerzos de nuestra sociedad deben canalizarse por defender la dignidad, la libertad y el respeto en todas sus dimensiones y en todos por igual. Legalizar una práctica que en sí misma es un mal para el que está por nacer, ciertamente no ayudará a solucionar los problemas de los chilenos. Para defender la dignidad y libertad de alguien, no puedo pisotear y humillar la dignidad y libertad de otros. 

Todos los chilenos merecemos ser apoyados. Los problemas en nuestra sociedad son reales. Y las soluciones sólo serán auténticas soluciones, si las llevamos a cabo haciéndonos cargos de la libertad, respeto y dignidad que merecen todas las madres, padres e hijos de nuestro pueblo.